No soy mucho de madrugar, debo admitirlo. Para mí, como para muchos, dormir hasta tarde es una de esas pequeñas delicias de la vida. Pero, ¿Qué ocurre cuando surge la oportunidad de algo extraordinario? ¡Simple! Dejas la cama y te lanzas a la aventura.
Esa fue mi mentalidad cuando decidí acompañar a mi amiga Keisy Arteaga, una talentosa fotógrafa de Samaipata, y a Andrés MacLean, un fotógrafo boliviano cuyo trabajo he admirado durante mucho tiempo. ¿El destino? El icónico Codo de los Andes, uno de los miradores más espectaculares de Bolivia.
La experiencia: oscuridad, senderos y mucha emoción
La alarma sonó temprano, demasiado temprano. A las 5:00 a.m. iniciamos la caminata de aproximadamente 1 hora y 40 minutos nos llevó desde el punto de inicio hasta el mirador. El sendero estaba oscuro, pero eso solo añadía emoción a la experiencia. Con linternas y muchas risas, avanzamos con la expectativa de lo que nos esperaba al llegar.
Cuando finalmente alcanzamos el mirador, la vista era simplemente impresionante, incluso antes de que saliera el sol. La magia del lugar se sentía en el aire, y la emoción aumentaba a medida que los primeros rayos empezaban a iluminar el paisaje.
Fotografía, drones y café: el combo perfecto
Tan pronto como el sol se asomó, nuestras cámaras no pararon. Keisy, Andrés y yo nos dedicamos a capturar el momento desde todos los ángulos posibles. Cámaras, drones, celulares, video, todo valía para inmortalizar este espectáculo natural. Cada uno con su estilo y enfoque, compartimos risas y técnicas mientras disfrutábamos del paisaje.
Y, por supuesto, no podía faltar el toque especial: un delicioso café recién hecho para acompañar la experiencia. Créeme, no hay nada como un café en las alturas mientras contemplas un amanecer que parece salido de un sueño.

Una experiencia para recordar
Este viaje no solo fue una oportunidad para admirar la belleza del Codo de los Andes, sino también para compartir con personas que inspiran. Keisy y Andrés hicieron de esta aventura algo mucho más especial. Al final, me quedo con las fotos, los recuerdos y la certeza de que a veces vale la pena sacrificar un poco de sueño para vivir algo tan mágico como esto.
¿Te animas a vivir algo similar?
Si buscas una experiencia fuera de lo común, el Codo de los Andes es un destino que no puedes dejar pasar. Prepárate para madrugar, caminar, y, sobre todo, disfrutar de una conexión única con la naturaleza y la aventura. ¡Te aseguro que valdrá la pena!
📸 Sigue mis aventuras y descubre más lugares increíbles en mi sitio web.








Momentos de inspiración junto a Keisy Arteaga, una fotógrafa samaipateña con mucho talento.





No Comments